La infinita profundidad de tus ojos...
El calor, el sabor del sudor,
La pasión, la intensidad...

Nuestra respiración agitada,
El latir acelerado del corazón...
Sin importarme lo etéreo del momento,
Quedo hechizado con el néctar divino de tus labios...

Sientes mi respiración en tu cuello, una lamida, una mordida;
Un secreto monosílabo susurrado al oído...

Como un Alquimista tratando de entender la composición del universo,
Busco la piedra filosofal en cada rincón de tu cuerpo...

Detenemos el tiempo y hacemos nuestra la noche...

Como si fuera Jacques Cousteau,
Exploro la profundidad del mar de tu desnudez;
E incansablemente trato de saciar mi sed en el fruto de tu ser...

Temiendo despertar de este sueño mojado,
Y aún con la Espuma de Venus en mis labios...
Siento tu sutil aroma a la flor de cereza y no puedo evitar pensar:
"Esta pasión es la verdadera Quintaesencia..."

Pierdo todo sentido de dirección, no hay norte, no hay sur,
No hay fronteras, ni largas distancias para el batallón de mis besos...
Pensamos demasiado y hablamos de nuestro nexo...
Pero al final de cuentas; es solo sexo.

¿No?